A pesar de sus numerosas visitas al país, el exrepresentante de Diego Maradona no fue autorizado para ingresar en territorio estadounidense. La ausencia del empresario afectaría una de las cábalas de la Selección Argentina
A menos de un mes de que la Selección Argentina defienda su título como campeón de la Copa América, la expectativa por el equipo liderado por Lionel Messi es total en el país. Muchos fanáticos buscan viajar a Estados Unidos para ver uno de los últimos torneos que jugará el ídolo con la camiseta celeste y blanca. En ese sentido, uno de los que se desvive por ir es Guillermo Coppola. Sin embargo, en las últimas horas, el ex representante de Diego Maradona recibió un duro revés que lo deja prácticamente fuera del evento: su visa fue rechazada.
La situación se dio a conocer durante la emisión del programa América Noticias, cuando el periodista Daniel Ambrosino reprodujo un audio que le había enviado Coppola: “Efectivamente inicié el trámite, como cualquiera, y me han negado la posibilidad de obtener el visado correspondiente, sobre todo para la Copa América. Pero bueno, habrá que seguir intentándolo. Tienen el derecho a negarlo. Aducen el viejo tema del jarrón. ¿Acaso no saben que fui absuelto de culpa, cargo, buen nombre, honor?. El juez preso. Los policías presos, el secretario preso por delincuentes. Pero bueno, el perjudicado en este caso soy yo al no tener el visado”.
Con un tono de molestia y enojo, el exmanager del astro del fútbol continuó relatando: “Lástima por la Copa América, pero lo voy a seguir intentando. Seguramente en algún momento lo lograré porque entro en todo el mundo y ando por todo el mundo. Pero Estados Unidos se reserva ese derecho. Ahora, al no poder ir yo, van a venir a verme mis nietos americanos “.
La situación, que según dice Coppola produjo el rechazo de su visado, se dio en 1996 en el departamento que tenía en la Avenida del Libertador al 3540, en el barrio porteño de Palermo. En aquel entonces, la policía realizó un allanamiento al lugar en el cual encontraron 406 gramos de cocaína de bajísima pureza en un jarrón. Tras dar con dicha sustancia, el juez determinó que debía ser detenido de inmediato. El cargo por el que se lo acusaba era de ser el líder de una presunta organización narco.
Después de algunas horas en las que el manager buscó un abogado y planteó su estrategia, se entregó ante el comisario un día después, mientras la TV transmitía en directo y un móvil lo acompañaba durante todo el trayecto dentro del auto. Al llegar, a Coppola lo metieron en un calabozo y le permitieron bañarse. Pero apareció en escena uno de sus verdugos, el policía Daniel Diamante, quien comandaba el grupo uniformado que realizó el allanamiento en su departamento.
Guillermo estaba en la ducha cuando Diamante lo volvió a sorprender y arrancó el caño con el grifo de un arrebato. Soportando el frío y sin poder terminar de ducharse se secó como pudo mientras el suboficial lo insultaba y le remarcaba que se le había acabado la joda, que se iba a pudrir en la cárcel y que no iba a poder aspirar más “de la buena” porque ellos –los policías-se la estaban tomando toda.
En el ingreso al penal de Dolores la situación continuó enrarecida. Coppola se sintió humillado cuando escuchó: “¡Desnúdese!”. Se quedó en calzoncillos y oyó: “En pelotas le dije”. Miró a su alrededor y le dijo al jefe: “Hay dos señoras presentes”. Recibió como respuesta: “No se preocupe, no creo que usted las pueda impresionar, una es mi esposa”.
Después caminó los pasillos rumbo a la celda que le habían asignado, en realidad una oficina acondicionada para que no se cruzara con el resto de los presos. Y recibió todo tipo de insultos y chicanas: “Gato, mulo, garca, pedazo de pu…”. Los internos estaban furiosos porque los habían “engomado” –encerrado- para que Coppola pudiera bañarse y no le pasara nada. Había dormido en un colchón lleno de chinches y amaneció con todo el cuerpo con sarpullido.